martes, 23 de septiembre de 2025

La luchadora Masha Slamovich es acusada de violencia doméstica

 


TNA

La luchadora de TNA Masha Slamovich se encuentra en el centro de una grave polémica fuera de los cuadriláteros. Su expareja, el luchador independiente AKIRA, ha hecho públicas acusaciones de violencia doméstica acompañadas de capturas de mensajes y fotografías de supuestas lesiones.

Los mensajes filtrados muestran una relación deteriorada, marcada por discusiones constantes, reproches mutuos y momentos de tensión que habrían derivado en agresiones físicas. En uno de ellos, AKIRA acusa directamente a Slamovich de haberle golpeado, mientras que ella lo justifica alegando que él la habría provocado con insultos. A lo largo de la conversación también aparecen descripciones de gritos, objetos arrojados y acusaciones de manipulación emocional.

El material compartido por el mánager de AKIRA incluye imágenes donde se aprecian moretones en el rostro y marcas en las manos, atribuidas a incidentes de la relación. La publicación fue acompañada de un mensaje cuestionando el hecho de que Slamovich siga siendo celebrada públicamente en rankings y medios especializados pese a estas acusaciones.

Explica por qué está bien celebrar a una mujer que le hizo esto a su ex y tenerla en el top 25.

Hasta el momento, Masha Slamovich no ha respondido públicamente a las acusaciones. La situación ha generado un intenso debate en redes sociales, donde muchos subrayan que la violencia doméstica no entiende de géneros y que todos los casos deben investigarse con seriedad. Os, troen cambio, llaman a la cautela hasta que haya una declaración oficial de la propia luchadora o de TNA.

Impacto en TNA y en la comunidad del wrestling

La polémica llega en un momento delicado para TNA, ya que Slamovich ha sido una de las piezas clave de su división femenina en los últimos años. La empresa aún no se ha pronunciado de forma oficial, pero la presión mediática podría obligar a tomar medidas rápidas mientras se aclaran los hechos.

Más allá de lo estrictamente deportivo, el caso pone sobre la mesa la necesidad de abordar de manera más seria la salud mental y la gestión de conflictos en la industria del wrestling. El estilo de vida de los luchadores, marcado por la presión, los viajes constantes y las lesiones, a menudo agrava problemas personales que terminan saliendo a la luz de la peor manera.

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