Survivor Series 2016 quedó grabado en la memoria colectiva de los fans de WWE por un desenlace inesperado: Goldberg destrozó a Brock Lesnar en apenas 86 segundos. Años después, Paul Heyman explicó en Inside the Ropes por qué aquella decisión funcionó tan bien.
Heyman señaló que el secreto estaba en la credibilidad del shock. Un combate como Lesnar vs. AJ Styles podía ser espectacular, pero nadie habría creído que AJ derrotara a “La Bestia” en menos de dos minutos. Con Goldberg, en cambio, la idea de un regreso cargado de nostalgia, con una última lanza y un último Jackhammer, sí resultaba verosímil.
Teníamos un valor sorpresa. Aquí viene Goldberg, como Clint Eastwood volviendo para una última pelea. Creías que Lesnar lo iba a destrozar, pero deseabas ver a Goldberg en un último gran momento. Y esa era la historia: un último spear, un último jackhammer, un último gran golpe.
La ejecución fue directa: Spear poco después de sonar la campana, un segundo spear antes de que el público procesara lo que pasaba y, acto seguido, el Jackhammer. Nadie esperaba que Lesnar no se levantara, pero la cuenta de tres cayó limpia y el estadio explotó.
Heyman subrayó que lo importante fue la reacción: los fans abandonaron el recinto convencidos de que Goldberg era 'el hombre'. Más que un resultado deportivo, se trataba de un momento diseñado para perdurar. Y lo consiguió: casi una década después, sigue siendo uno de los shocks más icónicos de la WWE moderna.
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